SILO I de Asturias
Silo de Asturias (m. Pravia, 783), magnate gallego, fue rey de Asturias entre los años 774 y 783 por estar casado con Adosinda, hija de Alfonso I
Adosinda. Fue una de las soberanas clave para la consolidación del reino de Asturias en el siglo VIII. Protegió la vida del futuro rey Alfonso II, procurándole una valiosa formación intelectual y cristiana en el monasterio lucense de San Julián de Samos.
Silo I trasladó la corte a Pravia ya que formaba parte de la aristocracia local y tenía tierras en esos territorios. y fue coetáneo de Abderramán I, emir Omeya de Córdoba, y de Carlomagno, rey de los francos.
Vivió en paz con los musulmanes, tal vez porque su madre debió ser una noble musulmana.
En aquel momento, el acceso al trono era electivo pero restringido a las familias reinantes.
Pasaba de padres a hijos preferentemente o, si no fuese posible, al marido de la hija del rey, como en el caso de Alfonso I y el de Silo, o a otro varón de las familias reales en condiciones de gobernar.
Se produce la segunda rebelión de Galicia, después de la que hubo en tiempos de Fruela I, sin que las crónicas aclaren los motivos y protagonistas.
Los rebeldes reunieron un ejército que se enfrentó a las tropas de Silo en Montecubeiro (Lugo)
donde fueron derrotados y la rebelión sofocada, abortando así que Galicia se constituyera como reino.
Al no tener descendencia, Silo y Adosinda favorecieron a Alfonso, hijo de Fruela I y sobrino de Adosinda, nombrándolo muy joven gobernador.
El rey Silo murió en el año 783, nueve años después de haber ocupado el trono al parecer por causas naturales. Fue enterrado en la iglesia de San Juan de Santianes de Pravia.
La reina Adosinda consiguió hacer elegir rey a su sobrino Alfonso antes de fallecer Silo, pero una revuelta dio el trono a Mauregato, hijo ilegítimo de Alfonso I de Asturias, habido con Sisalda, esclava de origen musulmán.
La reina viuda Adosinda se vio forzada a profesar como religiosa tras el derrocamiento de su sobrino Alfonso y el triunfo de Mauregato, y se sabe que la ceremonia de su ingreso en el convento tuvo lugar el 26 de noviembre de 785, más por imposición del bando vencedor que por verdadero impulso piadoso.
Así estaba más o menos España en tiempos del Rey Silo.
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