Bermudo III de León
Bermudo III, llamado el Mozo (1017-Tamarón, 4 de septiembre de 1037) fue rey de León desde 1028 hasta su muerte.
Como hijo y sucesor de Alfonso V, fue el último rey leonés de la dinastía astur-leonesa.
Bermudo tenía una hermana mayor, Sancha. Pronto quedó huérfano de madre: la reina Elvira falleció el 2 de diciembre de 1022.
Alfonso V volvió a casarse al año siguiente, con Urraca Garcés, hermana del soberano de Pamplona, Sancho III el Mayor.
Bermudo subió al trono con tan solo once años.
Urraca, madrasta del joven rey y hermana de Sancho el Mayor se hizo cargo de su tutela durante su minoría de edad así como de algunas posesiones que el rey Alfonso V había entregado a varios nobles que se negaron a jurar fidelidad al nuevo rey.
La minoría de edad del rey desató las ambiciones de la nobleza, deseosa de aprovechar la debilidad real para ampliar sus poderes y posesiones.
La reina viuda Urraca dirigió la política del reino leonés apoyando al grupo nobiliario partidario de su hermano el rey de Pamplona, Sancho Garcés III el Mayor, política que no era del agrado de los condes castellanos que buscaron un acercamiento al reino de León para contrarrestar la influencia creciente del rey pamplonés y promovieron el matrimonio del conde de Castilla, García Sánchez con Sancha, hermana de Bermudo III que tuvo lugar en la capital del reino, la ciudad de León en 1028.
Cuando el conde castellano García Sánchez acudió a dicha ciudad para celebrar los esponsales con Sancha fue asesinado por integrantes de los hermanos Vela, Rodrigo, Íñigo y Diego, en venganza de una afrenta infligida por su padre el conde Sancho García, refugiándose en el castillo de Monzón (Palencia).
Castillo de Monzón (Palencia) |
Como el conde castellano murió sin descendientes, el rey Sancho Garcés III extendió su poder al territorio castellano haciendo valer sus derechos sobre él, obtenidos por su matrimonio con Muniadona, hermana del fallecido García Sánchez.
A partir del 1032, Sancho extendió su influencia a la propia ciudad de León.
Parece ser que Bermudo, aún menor de edad, se retiró pacíficamente a Galicia, mientras Sancho quedó a cargo de la zona oriental del reino leonés, hasta Astorga, probablemente para ayudar a mantener el orden en esta parte del reino a partir del 1033.
Al final, el hijo del rey Sancho Garcés, Fernando heredó el condado de Castilla de su madre Muniadona.
En 1035, con diecisiete años de edad, Bermudo regresó a León para tomar las riendas del gobierno,
sin que se registrasen enfrentamientos con los pamploneses ni represalias a los magnates y obispos que habían colaborado con Sancho durante los dos años que había dominado la ciudad y la región. Bermudo se casó con la hija de este, Jimena Sánchez. Fruto de este matrimonio con nació un único hijo, Alfonso, que falleció a los pocos días de nacer.
Mediado el verano del 1037 estalló la guerra entre los reinos de Castilla y León.
Se desconoce el motivo del conflicto; podría haberse debido a la negativa del conde Fernando a reconocer la autoridad de Bermudo y a la pérdida del condado de Álava y de gran parte del territorio castellano, que había pasado a manos de García Sánchez III de Pamplona.
Bermudo avanzó con sus huestes contra Fernando, que se retiró en espera de la llegada del auxilio de su hermano García.
Bermudo III cruzó el condado de Monzón y prosiguió la marcha en dirección a Burgos, ya en tierras de Fernando.
Tierra de Campos |
Se enfrentó a su cuñado en la batalla de Tamarón cuando intentaba ocupar la Tierra de Campos.
Llegado el socorro de García, las fuerzas enfrentadas chocaron en el valle de Tamarón el 4 de septiembre.
Bermudo incitó a su caballo, famoso por su ligereza, del que los cronistas han dejado su nombre, Pelayuelo, y se lanzó contra el enemigo adelantándose a sus huestes.
Al encontrarse solo y sin defensa de sus fieles, que no lograron alcanzarle a tiempo, fue derribado del caballo y muerto de dieciséis lanzazos.
La pronta muerte del rey, acaecida al principio de la lucha, allanó la victoria de Fernando y García.
El trono pasó a manos de su hermana Sancha, que cedió sus derechos a su marido, el cual subió al trono como Fernando I de León.
Después de la batalla de Tamarón, el rey Fernando I, que no deseaba apenar a sus nuevos súbditos leoneses, decidió que el cadáver de su difunto rey fuese enterrado en el reino de Pamplona, depositándose primero en el monasterio de Santa Hilaria y posteriormente, en el monasterio de Santa María la Real de Nájera.
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AL MISMO TIEMPO EN CASTILLA
Cuando el conde Sancho García de Castilla falleció en 1017, dejó por heredero a García Sánchez, un niño de siete años, lo que dio inicio a un período turbulento para el condado castellano. Alfonso V de León recobró las tierras comprendidas entre el Cea y el Pisuerga, conquistadas años atrás por Sancho, en tanto que Sancho el Mayor intervino para proteger a su joven cuñado, aprovechando para apoderarse de varias plazas fronterizas.
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AL MISMO TIEMPO EN ARAGÓN
Hijo de Sancho el Mayor de Pamplona y de Sancha de Aibar, contrajo matrimonio con Ermesinda de Aragón, una hija de Bernardo Roger de Foix.
En 1045, a la muerte de su hermano Gonzalo, se anexionó los condados de Sobrarbe y Ribagorza que correspondía regir a su hermano García unificando así los tres condados, junto con el de Aragón, que iban a formar el nuevo reino.
Ramiro había sido el primer varón nacido de Sancho el Mayor pero era un hijo natural, fuera del matrimonio legítimo, con lo que quedó apartado de la primogenitura.
Sin embargo nunca se consideró hijo bastardo.
Recibió la fidelidad de los condes, barones y señores aragoneses en los que apoyó su autoridad.
Aunque él mismo no se tituló rey, sí lo hicieron sus coetáneos, en documentos tanto aragoneses como navarros y castellanos.
Sentó las bases del que sería el Reino de Aragón garantizando la sucesión de su linaje al casar con Ermesinda.
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